miércoles, 28 de abril de 2010

El video y el audio han tomado ya el móvil; pero el dinero no llega a donde tiene que llegar.


Nos hemos pasado muchos años hablando de que los medios deben ser multidispositivo y multicanal. Tambien dijimos que la tecnología romperá las barreras legales y que finalmente las concesiones territoriales que los gobiernos dan a los medios acabarán deshaciéndose. Repetimos hasta la saciedad que la televisión y la radio serán productos transversales que igual aparecerán en receptores tradicionales como en terminales de redes fijas y, por supuesto, en dispositivos móviles. Pues bien, ese tiempo, en cierta forma ya ha llegado aunque quedan muchos problemas por resolver, especialmente el que tiene que ver con el modelo de negocio. Los Iphone de millones de personas de todo el mundo están llenos de aplicaciones destinadas a recibir servicios de cadenas de televisión y radio; Android no se queda atrás en esa disputa y su tienda online despacha diariamente cientos de miles de descargas de otras tantas aplicaciones de conocidas marcas multimedia; Nokia y los operadores de telecomunicaciones de cada país trabajan en una línea similar. Todo ello respaldado por datos oficiales y públicos, como los de Justin TV, que asegura que en el primer mes de vida de su aplicación Iphone un millón y medio de personas se la han descargado y disfrutan ya de sus programas. Ustream, otro empaquetador de contenidos, aporta datos similares y sus descargas rondan ya el millón doscientas mil. En España pasa algo parecido con marcas tan potentes como Cuarenta Principales, Cadena SER, Telecinco, TVE, etc, etc.. Ahora bien ¿podremos mantener este servicio mucho tiempo con el panorama de ingresos actual? ¿hasta cuando los medios tradicionales -- esos de los que se anuncia constantemente su muerte inminente -- podrán seguir manteniendo esta sangría de los nuevos canales? Por el momento el dinero fluye entre operadores y propietarios de las plataformas -- llámense Itunes, Android u otros -- pero no llega a los medios, que son los que realmente dotan de contenidos y de atractivo a este servicio. O cambia esto o el servicio se cierra. No hay otra alternativa. Los que se van quedando con los ingresos por el camino estarán obligados a repartir la tarta que consumen casi en solitario. Porque además, en este reparto tan injusto, no hemos incluido a las sociedades de gestión de derechos, incluyendo productoras y discográficas.
Es decir, un servicio espléndido, millones de usuarios diarios conectados a televisiones y radios de todo el mundo a través de sus móviles, pero la ruina absoluta para los que producen y gestionan mientras las plataformas e intermediarios se hacen de oro.

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